El pasado sábado 25 de noviembre estuvo lleno de aventura para los amantes de la adrenalina y la naturaleza, con una travesía extrema cuya ruta conducía al imponente Volcán de Pacaya. El epicentro de esta emocionante odisea se ubicó en las instalaciones del Colegio Maple Bear Guatemala, situado en el kilómetro 18.5 de la Carretera El Salvador.
Desde tempranas horas, entusiastas aventureros llegaron al lugar, alineando sus carritos y cuatrimotos. Un área especialmente designada para la recepción de inscripciones aguardaba a los participantes. Aquí, cada aventurero recibió un brazalete que garantizaba apoyo mecánico y médico en caso de ser necesario. Además, se dispuso de un espacio de venta de accesorios, sumando un toque más a la preparación previa al viaje.
Tras la organización inicial, los participantes fueron invitados a saborear un delicioso desayuno típico, preparado por el chef local. El aroma tentador del café caliente se mezclaba con la emoción palpable en el aire, preparándolos para lo que vendría a continuación.
Posterior al festín matutino, se dirigieron a la zona de registro para recibir las instrucciones y recomendaciones de ruta por parte del director de la travesía extrema, Julio Albores. Además de compartir valiosos consejos, comentó el agradecimiento a las marcas patrocinadoras como los son Red Bull y Yamaha, cerró este momento con una oración, encomendando la ruta a manos de Dios, infundiendo así un sentido de unidad y protección espiritual entre los participantes.
La salida hacia la aventura tan esperada fue el clímax de la mañana. Uno a uno, los intrépidos conductores partieron, exhibiendo sus impresionantes máquinas, listos para enfrentar los desafíos del camino que se extendía ante ellos, así que veamos éstas imágenes de la salida.
Mientras avanzaban kilómetros sobre el asfalto, hicieron una breve parada para agruparse, formando una espectacular caravana de carritos y cuatrimotos que imponía respeto en la carretera. Reanudando la marcha, poco a poco se alejaron del asfalto para adentrarse en terrenos más desafiantes.
El cambio a terracería marcó el inicio de una experiencia visual y climática sin igual. La naturaleza desplegaba sus encantos, acompañada por un clima benevolente. Sin embargo, no todo sería un camino sencillo, pues se toparon con tramos accidentados que requerían las mejores habilidades de conducción y, más importante aún, el espíritu de amistad entre ellos para superar los obstáculos.
Conforme avanzaban, el contacto de las llantas con la arena volcánica indicaba la proximidad al ansiado destino. La temperatura descendía y la neblina característica del volcán se dejaba ver en el horizonte, anunciando la cercanía al majestuoso Volcán de Pacaya.
Finalmente, la llegada al volcán fue el clímax de la travesía extrema. Las vistas panorámicas se convirtieron en el foco principal, dejando a los participantes maravillados y ansiosos por capturar ese momento especial a través de fotografías que inmortalizaran esta experiencia única.