El pasado sábado 23 de septiembre se llevó a cabo la Sexta Fecha del Campeonato Nacional de Enduro organizado por el Club Enduro de Guatemala, teniendo como epicentro la Pista San Antonio ubicada en Jalapa.
En un terreno totalmente inexplorado y desconocido por los enduristas, ya que es primera vez que se celebra ahí un Campeonato Nacional de Enduro, los pilotos se prepararon con mucho ánimo y pusieron sus motocicletas a punto para esta gran prueba, sin embargo el agua hizo de las suyas y el lodo fue el principal obstáculo.
El corral se cerró a las 8:30 de la mañana, además se hizo un minuto de silencio en honor a las víctimas del más reciente terremoto en México. Los pilotos participaron clasificados en las categorías Súper Expertos dividida en E1 y E2, Expertos, Pre Expertos y Novatos.
Alrededor de las 9 de la mañana inicio la competencia siendo ésta encabezada por el piloto Juan Diego Chang quien está teniendo un excelente papel en el campeonato así como Diego Ordoñez y Jorge Álvarez que recién nos acaba de representar en el Six Days en Francia quedando en la posición 69 de la categoría club y 157 de la general, a solo 24 minutos del mejor.
El trazo de la ruta se dividió en la etapa Enduro Test que fue de 2 kilómetros seguida por 28 kilómetros de la llamada Libre Las Letras más 47 kilómetros del Cross Test. Para los Súper Expertos y Expertos la competencia se pactó en tres vueltas haciendo un total de 147 kilómetros con un tiempo ideal de 5 horas con 40 minutos en total para los súper expertos y 6 horas con 10 minutos para los expertos, mientras que para los Pre expertos y Novatos la competencia fue de dos vueltas sumando así 97 kilómetros con un tiempo ideal de 5 horas con 35 minutos para los novatos y 5 horas con 25 minutos para los pre expertos.
Debido a las fuertes lluvias el lodo los invadió y puso a prueba hasta al más experimentado piloto que quedó atrapado entre el fango lodoso, muchos necesitaron ayuda para liberarse ellos y la motocicleta. Además, la pista contenía diferentes charcos que puso a todos nerviosos ya que ninguno quería caerse y darse un chapuzón.
Además, los pilotos se enfrentaron a diferentes veredas con gran inclinación, por lo que la tracción, la fuerza y el equilibrio fue vital para superarlas, dejando a muchos exhaustos y sin fuerzas, pero como todos unos valientes pilotos, no se dieron por vencidos hasta terminar la competencia.